El precio del cobre cerró este martes en US$4,815 por libra, revirtiendo la tendencia bajista tras el récord de US$4,929 alcanzado la semana anterior, y manteniendo una apreciación del 21,9% en lo que va del año. Sin embargo, la clasificadora de riesgo Moody’s, en un informe sobre metales básicos, mantuvo una perspectiva negativa para el sector metalúrgico y minero global, anticipando que las ganancias agregadas (Ebitda) crecerán solo alrededor de 2,5% hasta fines de 2026.
PARADOJA DEL COBRE
Moody’s explicó que la perspectiva negativa se debe a los efectos, en gran medida impredecibles, de las «condiciones macroeconómicas actuales y los riesgos geopolíticos para la demanda de commodities» durante el próximo año y medio. La agencia señaló que «las condiciones económicas inciertas y la demanda china apuntan a un ligero deterioro».
Pese a ese escenario global, la clasificadora sostuvo que las condiciones comerciales y las interrupciones de suministro respaldarán los precios del cobre hasta 2026. No obstante, la incertidumbre de la perspectiva económica global «mantendrá moderados los nuevos aumentos de precios», proyectando un incremento anual de la demanda de solo 3% hasta 2027.
La agencia detalló que, si bien los productores de cobre están aumentando la producción e invirtiendo en nuevas minas, las «interrupciones del suministro en 2025 limitarán la acumulación de inventarios hasta 2026». Además, riesgos ambientales, sociales y regulatorios en ciertas jurisdicciones, junto con la disminución estructural de las concentraciones de minerales y el aumento de los requerimientos de capital, «limitarán los suministros y ayudarán a mantener el equilibrio del mercado».
En resumen, Moody’s enfatizó que los precios del cobre cuentan con un sólido respaldo a largo plazo gracias a la creciente demanda impulsada por la construcción, los vehículos eléctricos, los centros de datos y las mayores inversiones en tecnologías de bajas emisiones. El crecimiento de la infraestructura digital y la transición energética «intensificarán cada vez más la demanda de cobre, además del crecimiento económico general», lo que generará dificultades para que los productores puedan satisfacerla.
ACERO, ALUMNIO, ORO: PERSPECTIVAS MIXTAS
La clasificadora también evaluó otros metales clave:
Aluminio: Los desequilibrios del flujo comercial y los aranceles estadounidenses respaldan los precios, pero la demanda global de la construcción es débil y los inventarios están aumentando.
Níquel: La incertidumbre comercial y el riesgo de mayores aumentos de la oferta limitarán las ganancias de los productores.
Acero: El bajo consumo y la sobreoferta «mantendrán débil la demanda en todo el mundo». Se prevé que los precios y las ganancias en Europa reboten en 2026 a medida que se recuperen los mercados de la construcción y fabricación de automóviles, aunque se mantendrán por debajo de los promedios a largo plazo. La sobreoferta y las exportaciones desde China seguirán afectando los márgenes en Asia, mientras que la intensificación de la competencia presionará la rentabilidad de los productores brasileños.
Oro: Los fundamentos del metal precioso «se mantendrán sólidos hasta 2026» debido a los altos precios y la mejora del apalancamiento operativo. Se espera que las compras de oro de los bancos centrales, especialmente en mercados emergentes, se mantengan firmes. (NP-Gemini-La Tercera)
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