En un hecho sin precedentes desde el cisma anglicano de 1534, el rey Carlos III del Reino Unido participó este jueves en una ceremonia de oración junto al papa León XIV en la Capilla Sixtina, marcando un hito en las relaciones entre la Iglesia de Inglaterra y la Iglesia católica. El acto, que combinó liturgias de ambas tradiciones, simboliza un nuevo acercamiento entre las dos confesiones cristianas tras siglos de distanciamiento.
La celebración, presidida por el pontífice y el arzobispo de York, Stephen Cottrell, se desarrolló bajo los icónicos frescos de Miguel Ángel y contó con la presencia de líderes religiosos, autoridades diplomáticas y representantes políticos. El coro de la Capilla Sixtina se unió al de la Capilla de San Jorge de Windsor, en una interpretación conjunta centrada en la protección del medioambiente, tema que refleja la creciente convergencia doctrinal en asuntos ecológicos.
Previo al oficio, León XIV recibió al monarca británico en una audiencia privada. Carlos III, de 76 años y gobernador supremo de la Iglesia anglicana, intercambió obsequios con el papa en un ambiente cordial, acompañado por su esposa Camila. Esta visita se produce en medio de una situación delicada para la familia real, debido a nuevas revelaciones que involucran al príncipe Andrés en el caso del criminal sexual Jeffrey Epstein.
La ruptura entre Roma y la corona inglesa se remonta al reinado de Enrique VIII, quien fundó la Iglesia anglicana tras la negativa papal a anular su matrimonio con Catalina de Aragón. Desde entonces, los vínculos diplomáticos entre el Reino Unido y la Santa Sede fueron prácticamente inexistentes hasta el siglo XX. La reina Isabel II fue la primera en visitar el Vaticano en 1961, y recién en 1982 se estableció una embajada británica ante la Santa Sede.
William Gibson, historiador de la Universidad Oxford Brookes, calificó el encuentro como “un acontecimiento histórico”, recordando que la ley británica exige que el soberano sea protestante. Aunque en 2013 se flexibilizó la normativa para permitir matrimonios con católicos sin perder derechos sucesorios, las diferencias doctrinales persisten. Por ejemplo, la Iglesia anglicana permite el sacerdocio femenino y el matrimonio clerical.
En ese contexto, la Iglesia de Inglaterra acaba de nombrar por primera vez a una mujer como su máxima autoridad: Sarah Mullally, enfermera y madre de familia, asumirá el cargo en enero de 2026. Este nombramiento representa un paso significativo en la evolución interna de la confesión anglicana, que actualmente cuenta con unos veinte millones de fieles bautizados, aunque menos de un millón son practicantes regulares.
La jornada ecuménica continuará con otro servicio religioso en la Basílica de San Pablo Extramuros, donde Carlos III será investido como “cofrade real”. Para esta ocasión, se ha dispuesto un asiento especial que quedará instalado en la basílica para uso de futuros monarcas británicos. Este gesto refuerza el carácter simbólico de la visita y su proyección hacia una relación más estrecha entre ambas Iglesias.
Cabe recordar que el rey ya había sostenido un encuentro privado con el papa Francisco el pasado 9 de abril, días antes del fallecimiento del pontífice argentino. En su funeral, Carlos III fue representado por su hijo William, mientras que su hermano Eduardo asistió a la misa de entronización de León XIV el 18 de mayo.
La ceremonia de este jueves no solo representa un gesto de reconciliación religiosa, sino también una señal de apertura institucional en tiempos de transformación para ambas Iglesias. El diálogo interconfesional, impulsado desde lo más alto de sus jerarquías, parece haber encontrado un nuevo impulso en Roma. (NP-Copilot-Emol AFP)








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