Un reciente reportaje de The New York Times, titulado “Cómo Chile personifica la política sin salida de la IA”, posicionó al país sudamericano como un caso paradigmático en el debate global sobre el desarrollo de la Inteligencia Artificial. El medio estadounidense analizó el complejo dilema que enfrenta el Gobierno para equilibrar la urgencia de la innovación tecnológica con la sostenibilidad ambiental y el consenso social.
El NYT describió a Chile como una «nación rara vez en el centro de los debates tecnológicos globales» que hoy se encuentra ante una disyuntiva clara: invertir miles de millones en infraestructura de IA o «arriesgarse a quedarse atrás» del futuro. Mientras en Santiago investigadores «se esfuerzan por sumarse al auge de la inteligencia artificial antes de que los rebase», en comunas como Cerrillos «activistas luchan para bloquear los centros de datos que hacen posible la IA».
RIESGO DE QUEDAR EXCLUIDO DEL FUTURO
El dilema chileno, que refleja conflictos similares en naciones como los Países Bajos y los Emiratos Árabes Unidos, obliga a las autoridades a decidir entre impulsar la inversión tecnológica o enfrentar una reacción social y ambiental adversa. En este contexto, uno de los puntos más destacados del reportaje es la advertencia de Aisén Etcheverry, exministra de Ciencia, quien aseguró que si Chile no logra definir su papel en la inteligencia artificial, «corre el riesgo de quedar excluido del futuro». La exministra explicó que se pierde el momento clave «en el que se pierde la capacidad de comprender cómo funciona una máquina o incluso de construir la propia».
El artículo también ejemplificó la falta de reflejo cultural y lingüístico de los grandes modelos de IA en el país. Álvaro Soto, director del Centro Nacional de Inteligencia Artificial, relató que al probar una versión temprana de ChatGPT en 2023, el sistema solo mencionó a Pablo Neruda al ser consultado por la literatura chilena. Desde entonces, su equipo trabaja en el entrenamiento de un modelo con datos latinoamericanos, buscando subsanar la exclusión cultural.
CONFLICTOS AMBIENTALES Y TENSIÓN SOCIAL
La tensión social se concentra en los conflictos ambientales por el uso de agua y suelo que generan los centros de datos de compañías internacionales como Google y Amazon. El Times recordó que el primer centro de datos de Google en Latinoamérica, ubicado en Quilicura, utiliza grandes volúmenes de agua para enfriar sus sistemas, despertando una profunda preocupación ambiental. El activista Rodrigo Vallejos expresó su temor de que Chile corra el riesgo de convertirse «en un simple almacén de inteligencia artificial para el mundo».
Desde La Moneda, las autoridades buscan expandir la participación del país en la industria «con un presupuesto limitado, sin agotar recursos valiosos ni alienar al público». El Gobierno ha intentado trasladar estos proyectos hacia el norte, específicamente a la región de Antofagasta, buscando aprovechar la mayor disponibilidad de energía solar. Sebastián Howard, funcionario del Ministerio de Ciencia, explicó que la idea es que esta infraestructura beneficie también a las universidades y empresas locales, en un modelo inspirado en la experiencia astronómica chilena. No obstante, el diario concluye que vender esta idea «ha sido difícil», ya que muchos perciben los planes oficiales como un intento de «cortejar a las grandes empresas a expensas del interés público». La lucha de Chile por definir su relación con la IA se presenta, finalmente, como «una señal de lo que vendrá» en otras partes del mundo. (NP-Gemini-La Tercera)
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